Spiga

A un año de la desgracia


Aún se camina entre piedras

Despertarte deseando que todo haya sido una pesadilla, imagínate ese escenario durante 365 días.
Despertarte y que no puedas ver lo que alguna vez fue tu hogar sino solo llegar a ver nada más que escombros, imagínate ese escenario durante 365 días.
Despertarte queriendo compartir el día con tus seres queridos pero lo más seguro es que los hayas perdido hace 365 días, lamentablemente, ese escenario lo tendrás que sentir toda una vida.
Aunque para tratar de solucionar en parte esa tristeza se haya unido todo el mundo, literalmente hablando, no se te haya brindado ninguna solución real luego de 365 días.
Imagínate que hayas pensado que el Estado quiera solucionar tu problema y te das cuenta que tu eres su problema y que el Estado no tiene mejor solución que construir un muro delante tuyo para ocultar tu desgracia, perdón, para ocultarte. Luego, posiblemente, te das cuenta que dicho muro tiene escrito sobre el, “El Perú avanza”. Supongo que muchas preguntas vendrán a tu mente, una de ellas habrá podido ser ¿Cuál es el Perú que avanza? o siendo más pesimista ¿Soy peruano?... o siendo lo más real posible, viendo que el Presidente va ir a ver el estado en que te encuentras ¿ese es mi Presidente?
Es que cuando se prometió la reconstrucción del Sur Chico, luego del devastador terremoto, tú te lo creíste al enterarte de las campañas de solidaridad que se habían iniciado para brindarte la mano. Esa solidaridad que a muchos, me incluyo, hizo sentir más peruanos y que luego de 365 días tú, el afectado, no te sientas, ni por asomo, tan felizmente peruano como lo sentiste en ese momento.
El “Perú avanza”, compañeros. Eso es lo que se nos trata de hacer creer desde el Gobierno con sus spots publicitarios, grandes cantidades de dinero invertidas para la reconstrucción del Sur Chico, denme un “aleluya”. Aunque mediante reportajes se nos haga ver que todo no es como nos lo pintan. Que FORSUR solo fue útil para que el pollero Julio Favre haya aumentado sus ventas al Estado. Que el “bono seis mil” con la justas alcance para la mano de obra y eso es, que si tuviste la suerte de recibirlo. Que todo el dinero recaudado en solidaridad tanto nacional como extranjera, no se tenga ni idea en donde este metido. Que los alimentos y ropa recaudados para donaciones se hayan terminado vendiendo o en la casa de algún funcionario corrupto.
Así van las cosas por allá luego de 365 días de ese fatídico 15 de agosto. 365 mil construcciones destruidas, 85 mil personas que lo perdieron todo y todo un pueblo, por no decir el país entero, que ve mellada su confianza en el Estado. El “Perú avanza”, compañeros.

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